lunes, 5 de octubre de 2009

Vicio, vicio, vicio, vicio...

"Una historia demasiado cruel -y hermosa- para no ser contada..."

Sangre, intriga, zombies, música inquietante, rompecabezas y niños sádicos. Así pasé mi tarde de domingo y serán todas iguales hasta que consiga resolver todos los misterios que envuelven a la desgraciada Jennifer.


Jennifer, la chica tímida.



Brown, el perro fiel.



Diana, la orgullosa líder.



Meg, la intelectual.



Eleanor, la tranquila.



Wendy, la niña amable.




Amanda, la adepta.



"La inocencia puede dar lugar a normas absurdas y crueles comportamientos

¿Cómo ha terminado Jennifer en este mundo subrrealista? ¿Terminará la pesadilla algún día? La verdad inimaginable va saliendo a la luz a medida que despiertan de forma violenta varios recuerdos olvidados..."







2 comentarios:

Homo Erectus dijo...

Todo vicio trae siempre su consiguiente excusa.

Homo Erectus dijo...

Pues si... igual que los vicios traen excusas, las prohibiciones traen consigo el deseo irrefrenable de saltarselas
Cuanto más prohibido y oculto, cuanto más tabú e ilegal sea; más satisfacción nos produce su practica.
Yo tambien odio las prohibiciones, está en la condicion humana prohibir... y tambien transgredirlas.

Un saludo y un beso octopuslover.